Todo sobre la procesionaria: qué es y cómo afecta a mi perro

¿Qué es la procesionaria?

La oruga de la procesionaria, conocida como la oruga del pino, con más de un millón de pelos urticantes, es la fase de la procesionaria más conocida por los humanos que convivimos con perro, pero no es la única. Su nombre científico es Thaumetopoea pityocampa, y se trata de una especie de lepidóptero, o más conocido como mariposa, por lo que, como todas las mariposas, pasa por varias fases del desarrollo a lo largo de su vida: huevo, larva (oruga), crisálida y mariposa. En este caso, la mariposa de la procesionaria, lejos de ser una colorida y majestuosa mariposa, se trata de una polilla nocturna. La oruga, para que puedas identificarla correctamente y no confundirla con otras orugas, tiene el dorso negro, con los pelos superiores rojizos y los de los laterales blanquecinos. 

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¿Cuál es su ciclo biológico?

Las mariposas salen de la crisálida entre junio y septiembre y, tras aparearse, depositan los huevos en las acículas de los pinos, es decir, en sus hojas. Una de las características más asombrosas de esta especie es su carácter gregario. Las larvas saldrán de los huevos unas cinco semanas después y permanecerán juntas durante todo el periodo larvario. Las orugas se desplazan por el pino alimentándose de las acículas y, cuando las temperaturas empiezan a descender (septiembre – noviembre), construyen con seda los típicos bolsones, en los que pueden llegar a alojarse unas 200 orugas.

Los bolsones los construyen en las zonas del árbol más soleadas y los utilizan para resguardarse del frio. Van saliendo de ellos para alimentarse y, cuando ya se han desarrollado por completo y están en su última fase larvaria, están preparadas para descender de los pinos, en febrero – marzo aproximadamente (puede darse desde enero a abril según las condiciones ambientales). Es en estas fechas cuando debemos ser más precavidos, pues las orugas moviéndose por el suelo llamarán la atención de nuestro perro. La fecha exacta es difícil de saber porque el ciclo biológico de la procesionaria se está viendo modificado por el cambio climático. En zonas cálidas pueden comenzar el descenso en enero y en zonas más frías en abril. Además se está viendo procesionaria en zonas de más altitud y latitud, por lo que cada vez es más común encontrar procesionaria en todas las comunidades.

Las orugas descienden de los pinos, en procesión, encabezadas por una hembra, que teje un hilo conductor (de ahí el nombre “procesionaria”), para buscar un lugar apropiado donde enterrarse y formar la crisálida. Este lugar, generalmente, es un lugar soleado en las zonas más frías y un lugar sombreado en las zonas más cálidas.

Una vez han formado la crisálida, permanecerán enterradas hasta que llegue el verano, momento en el que surgirá una mariposa. No todas las mariposas salen de la crisálida en el primer verano, pueden llegar a esperar incluso dos o tres años. Lo curioso de esta polilla nocturna es que vive muy poco, unas 24-48 horas aproximadamente (pone los huevos y muere).

¿Qué puede provocar la procesionaria en mi perro?

El contacto con una procesionaria puede provocar reacciones severas. Los pelos urticantes, que se quedan clavados en el tejido, liberan una toxina (thaumatopina), que produce una fuerte reacción inflamatoria.  Los síntomas pueden variar en función de la localización afectada y de si solo hay un leve contacto con la procesionaria, la lamen o la ingieren. La localización más común es la boca, por contacto directo con la oruga, pero también puede producirse de forma indirecta al caer los nidos o por los pelos en movimiento en días muy ventosos (pudiendo afectar a los ojos, produciendo inflamación de párpados, úlceras corneales…) e incluso producir también rinitis por olfateo.  Los síntomas más comunes son:

  • Restregar el morro por el suelo o con sus propias patas.
  • Hipersalivación e intentos de tragar de forma constante.
  • Nerviosismo.
  • Puede haber urticaria y sensación de mucho picor.
  • Inflamación de labios y lengua (puede ponerse azulada).
  • Lesiones locales (erosiones, úlceras…), especialmente en la lengua, pero también en labios y trufa.
  • Edema de laringe, vómitos e incluso diarreas, en caso de ingestión.
  • En algunos casos, el perro puede tener un shock anafiláctico y, si no tratamos pronto, puede provocarse la muerte. 
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Al paso del tiempo el tejido afectado puede necrosarse y llegar a perderlo (por ejemplo una porción de lengua). La probabilidad de necrosis es más alta a medida que aumentan las horas desde el contacto hasta el tratamiento. Si pasan más de 6 horas, la probabilidad aumenta mucho más.

El pronóstico suele ser favorable siempre y cuando se administre un tratamiento a tiempo. En cuanto detectes los primeros síntomas o veas claramente que tu perro ha contactado con una procesionaria, dirígete al veterinario más cercano lo antes posible.

Si convives con un gato te preguntarás si a ellos también les afecta. Los gatos, en general, suelen ser más selectivos y no muestran una curiosidad tan impulsiva como los perros, por lo que no es común que se vean afectados por la procesionaria (además una gran parte de los gatos de familias son indoor, es decir, suelen vivir siempre dentro del hogar, por lo que el riesgo es mucho menor). 

 

¿Cómo puedo evitarlo?

Fácil, evitando zonas de pinos.

La procesionaria depende de los pinos para desarrollar su ciclo biológico, por lo que si no hay pinos, no hay procesionaria (aunque puede estar también en presencia de cedros). Si no puedes evitar zonas de pinares lleva a tu perro atado, no es lo ideal para el perro (necesita explorar libremente, cubrir sus necesidades, tener su espacio…), pero hay que hacer balanza y tomar una decisión en función del riesgo. Si lo llevas atado es más probable que puedas identificar la procesionaria antes que él, eso sí, tienes que ir con mil ojos, atento a lo que encuentras por el suelo (míralo por el lado bueno, puedes aprovechar para descubrir huellas y otros tipos de rastros, otros insectos interesantes…).

Por supuesto, en la península contamos con gran variedad de pinos y no todos se ven afectados con la misma intensidad. Uno de los más afectados es el pino laricio (Pinus nigra), seguido del pino silvestre (Pinus sylvestris) y el canario (Pinus canariensis). Es menos probable que afecte a pinos como el pino rodeno (Pinus pinaster), el piñonero (Pinus pinea), el carrasco (Pinus halepensis) o el negro (Pinus uncinata). Otros factores, como el clima, afecta también a su ciclo biológico.

Por ejemplo, en nuestra experiencia, pinares con pino silvestre, como los que encontramos en la Reserva de los Montes Unirversales (Teruel), apenas se ven afectados por la procesionaria, probablemente porque son zonas de gran altitud, con temperaturas bajas en gran parte del año.

 

¿Qué hago si mi perro se ve afectado?

Lo primero que puedes hacer es un lavado de la zona. Usa agua templada o caliente si es posible (ayuda a desactivar la toxina), protégete con guantes si puedes (la procesionaria también puede afectarte a ti), hazlo con cuidado de que el perro no trague el agua y no frotes la zona, simplemente deja que el agua corra.

Tras el lavado, ve al veterinario lo antes posible (si estás muy cerca, ve directamente, ya harán el lavado allí). A veces, podemos estar de ruta y tener el veterinario más cercano a varias horas, puede que no tengamos coche para desplazarnos o cualquier otra situación. En esos casos es importante observar muy bien a tu perro y valorar si la reacción puede ser grave o no. En algunos casos será necesario administrar un corticoide inyectable (urbason). ¿Cómo? Pide consejo a tu veterinario. Te hará una receta para que lo puedas comprar y así tenerlo disponible en el botiquín, y te explicará cómo administrarlo correctamente en caso necesario. RECUERDA: no administres medicación sin prescripción veterinaria. Ante la duda consulta siempre antes con tu veterinario

 

La procesionaria y los ecosistemas

Queremos hacerte saber que  no todo es malo con la procesionaria. ¿Sabías que es fuente de alimento para muchas especies? Por ejemplo, abubillas, carboneros, herrerillos, mirlos, hormigas, chicharras, murciélagos… Cumple una función importante en el ecosistema al igual que el resto de especies.

La procesionaria es considerada una plaga. Factores como el cambio climático y la reforestación de grandes extensiones con pino, favorecen su reproducción y propagación. Una manera de controlar su expansión en bosques y jardines pasa por mantener la biodiversidad y hacer una gestión forestal adecuada.

En caso de encontrar procesionarias en lugares como colegios, parques, etc., puedes llamar al 112 y se hará una gestión adecuada para evitar riesgos en la salud de humanos y perros.

 

Como todo en esta vida, el conocimiento amplio y contrastado, nos ayuda a tomar buenas decisiones y actuar adecuadamente. Desde El Perro Limón, te animamos a ampliar el conocimiento sobre tu perro y sobre el entorno que os rodea. ¿Quieres aprender con nosotros?

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