Con el calor de la primavera y el verano las gramíneas empiezan a espigar. Desarrollan las flores que pasarán a ser frutos, muchos de ellos agrupados en el extremo superior de la planta herbácea, lo que comúnmente se conoce como espiga (como la espiga del trigo).
Como es común en las plantas, los frutos cuentan con mecanismos para dispersarse y hacer proliferar la especie en otros lugares. Las espiguillas (frutos) que conforman la espiga, disponen de una estructura que les permite engancharse al pelo de muchos animales, entre ellos, nuestros perros.
Su forma de arpón, no solo les permite engancharse, sino que favorece que ésta avance a través del pelaje hasta la piel (y atravesarla) o hacia el interior de un orificio (como la trufa o el oído) llegando a ocasionar lesiones muy graves.
¿En qué lugares pueden clavarse y qué síntomas vamos a ver?
- Entre el pelo: no provocan daños como tal, pero pueden hacerse nudos que terminen provocando una dermatitis o, tras un tiempo, terminar clavándose en la piel.
- Clavadas en la piel (muy frecuente en los espacios interdigitales): podremos identificar bultos (muy común pequeños nódulos, que a veces pueden ser rojos y sin pelo), pelaje húmedo al lamerse por el dolor que les provoca, piel enrojecida y caliente, abscesos o pequeños orificios que supuran…
- Nariz: lo más común son estornudos que aparecen de forma repentina y suelen ser continuos.
- Ojos: lagrimeo, ojo cerrado, inflamación de la conjuntiva… Si no se identifica a tiempo puede provocar una úlcera en la córnea.
- Vulva o prepucio: muy común que se laman la zona con mucha intensidad y pueden aparecer secreciones.
- Boca: hipersalivación, sangrado, se dan con las patas para intentar retirarlas… Si las ingieren y se quedan clavadas en el esófago o lo irritan a su paso, podemos ver degluciones continuas, ansiedad por comer cualquier cosa (telas, hierba…), arcadas o incluso vómitos si provocan irritación en el estómago.
- Las espiguillas pueden migrar hacia zonas más profundas y llegar al útero, zona abdominal, pulmón… Provocando graves alteraciones hasta que se consigue identificar la causa. En esos casos podemos ver apatía, fiebre, pocas ganas de comer u otros signos concretos, en función de dónde se aloje la espiga.
¿Cómo puedo evitarlo y qué puedo hacer si ocurre?
Quizá te estés preguntando… ¿Cómo saco una espiga del oído de mi perro? ¿Qué pasa si a mi perro se le mete una espiga en la nariz?
Es normal pensar en cómo actuar cuando ya tenemos el problema, pero lo que está en nuestras manos cuando hablamos de espigas, es principalmente la prevención y el reconocimiento de los síntomas.
En primer lugar, cuando sea posible, evita los paseos en zonas con presencia de gramíneas cuando estén secas (primavera, verano).
Por otro lado, revisa a tu perro al llegar de los paseos. Si además tu perro tiene el pelo largo, cepillar puede ser una buena opción para retirar las espigas que de otra manera no veríamos (y que van a terminar clavándose). No te olvides de revisar los espacios interdigitales.
Presta especial atención a los signos que hemos comentado, que puedan hacerte sospechar de la presencia de una espiga.
Solo si la espiga aún es muy superficial, puedes intentar retirarla con unas pinzas con mucho cuidado de no romperla y administrar un antiséptico posteriormente. De lo contrario, una vez identificada (o si sospechas que se ha roto al intentar retirarla), la mejor opción es acudir al veterinario.
En muchas ocasiones es necesario sedar al perro y extraer la espiga con material específico, como suele ocurrir en oídos u orificios nasales, y en piel cuando se ha hecho una fístula y la espiga ha recorrido un gran trayecto por el interior de la piel.
Si está suelta en el ojo (a veces se quedan escondidas bajo el párpado) retírala con cuidado con los dedos o una gasa y administra gran cantidad de suero fisiológico para limpiar e hidratar bien la zona. Si crees que la ha llevado dentro mucho tiempo o ves que tu perro tiene molestias, ve al veterinario para que comprueben si hay úlcera. Si está clavada en el ojo, nunca la retires (se puede perforar y ser muy grave). En ese caso, dirígete al veterinario de manera urgente, evitando que tu perro se toque la zona con las patas.
Las espigas o espiguillas suponen uno de los riesgos más comunes para nuestros perros, especialmente en la época estival, aunque no el único.
Saber cómo prevenir una urgencia, qué síntomas debo identificar y cómo aplicar primeros auxilios puede librarnos de un susto o directamente salvar la vida a nuestro perro.
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